domingo, 29 de mayo de 2011

PORTUGAL

VISITA A LISBOA

Si tuviéramos que elegir un calificativo para definir Lisboa ese sería: agradable. He elegido este destino por nuestra proximidad con España, ya que se puede decir que es un país vecino, y que muchos de los ciudadanos españoles no conocemos, pues entre nuestras preferencias como destinos internacionales están: Caribe, América, Asia…

Tenemos que darnos cuenta de que Lisboa es un destino al igual internacional, y con muchas maravillas arquitectónicas, rincones escondidos y pequeños encantos emblemáticos para que el turista pueda disfrutar de su estancia y llevarse un bonito recuerdo de su visita a la ciudad.


         Lisboa tiene unos servicios y un tamaño, que sin ser los de una ciudad inmensa, no tiene nada que envidiar a los de otras capitales europeas, ya que  goza de un clima excelente, posee una gran diversidad cultural y playas muy agradables a escasos kilómetros de distancia.



¿Por qué elegir Lisboa como destino turístico?

En este apartado no voy a entrar en detalles arquitectónicos ni históricos, mi intención es dar una idea sencilla y precisa de esta ciudad al turista, de qué zonas merece la pena ver y qué se va encontrar en cada una de ellas.

Lisboa es una ciudad con encanto, se puede decir que esta ciudad se divide en dos zonas, como si de dos ciudades diferentes se tratara: “Lisboa antigua o tradicional” y “Lisboa moderna o contemporánea”.

·          Lisboa antigua o tradicional, compuesta por su centro histórico, conforme se ha ido creando y ampliando esta ciudad, en la que el visitante encontrará un ambiente vetusto, paseando por sus pequeñas calles adoquinadas, empinadas y sus casas típicas que se comenzaron a consolidar en el siglo XIII.

·         Lisboa moderna, la que coincide con el centro económico de la ciudad. Existe una Lisboa empresarial donde se celebran diferentes congresos. En esta zona de la ciudad, el visitante encontrará rincones muy curiosos como: El Parque de las Naciones, se trata de un área viva, moderno y con grandes espacios abiertos (parque que nació con la conocida Expo 98), y algunos rincones encantadores pero  que quedan desperdigados como; La Avenida da Liberdade con su bulevar y sus tiendas de lujo, el comienzo del eje de avenidas principales que recorren la ciudad de norte a sur, entre otros lugares.


            Alberto Sanz, un turista que paseaba por las bonitas calles de Lisboa, nos contaba que eligió visitar Lisboa porque siempre había sentido curiosidad por conocer esta ciudad, ya que le habían hablado muy bien de sus gentes, de sus costumbres, y  además, él era consciente de que es una ciudad con un patrimonio cultural inmenso y quería conocerla.

         Así lo afirmaba Alberto: “quedé impresionado ante los encantos de esta ciudad: las pequeñas callejuelas adoquinadas del Barrio de Alfama, con sus casas pintorescas donde se puede callejear hasta llegar a la catedral románica, y posteriormente hasta el Castillo de San Jorge, fue una de las maravillas de esta ciudad que más me gustaron”. Tal y como nos contó este turista en su entrevista, pasear por el Barrio de Alfama “era como viajar en el tiempo”.

        
       Según nos comentó Alberto, una de las cosas que más le llamaron la atención fueron las peculiaridades que guarda Lisboa respecto a España, a pesar de su proximidad. Alberto nos contó que existe una diversidad cultural mayor que en España, y que parte de la población de esta ciudad son negritos de Cabo Verde, ya que “Cabo Verde” fue una antigua colonia de Portugal. También nos aseguró, que la gente es muy amable y hospitalaria, y que prestan  especial atención a los turistas (en mayor medida que en nuestro país). Otra de las características que despertó la atención de este turista, fue que la mayoría de la población hablaba inglés, aunque no trabajarán en ocupaciones turistas.


          Entre los lugares más representativos y emblemáticos de la ciudad de Lisboa se encuentran: La Torre de Belém, El monumento de los Descubrimientos, El puente 25 de Abril, y la Plaza del Marqués de Pombal (fue uno de los personajes más significativos de esta ciudad). Iconos de la ciudad, que según nos aseguraba Alberto no defraudan al turista ni lo dejan indiferente. Aunque lo que sí nos afirmó, es que hay otros lugares que no son tan “típicos” o no están, tan estereotipados, y tienen el mismo encanto o incluso más, como pueden ser: La plaza de Figueira o  La plaza del Comercio.

         Alberto hizo hincapié en algunas de las tradiciones portuguesas, especialmente en la “tradición taurina”, donde nos contaba una curiosidad, que le llamo de manera especial la atención. “A diferencia de España, en Portugal se celebran las típicas corridas pero sin matar al toro, con el objetivo de que el animal no sufra”.

            Para finalizar, nos aconsejaba visitar esta ciudad, para conocer toda esta información por nuestra propia mano.


Conocemos las diferentes zonas de la ciudad










La Baixa

            La Baixa es la zona principal del centro histórico, y la zona que los turistas no pueden dejar de visitar si acuden a esta ciudad. Podemos delimitarla como la zona llana encajonada entre las colinas donde se encuentran el Castillo y al Barrio Alto y que va desde la Plaza del Rossio hasta el río Tajo. Se trata de una zona de calles rectas y cuadriculadas, que fue reconstruida tras el terremoto que asoló la ciudad en 1755 y que hoy es una zona principalmente comercial, y una de las más visitadas por los turistas.

            Las plazas de Los Restauradores y Rossio marcan el límite de la zona antigua con respecto al resto de Lisboa. Desde Restauradores parte el eje de avenidas principales que recorre la ciudad de sur a norte y en el Rossio empieza la Rua Augusta, que es la calle principal de la Baixa y que finaliza con el arco que lleva a la Plaza del Comercio y al río.


Alfama, Catedral y Castillo

         Una recomendación para que el turista no se pierda por esta zona, es que siga la línea del tranvía, y siempre  dirección cuesta arriba. De esta manera, se llega hasta la catedral románica y, posteriormente, al Castillo de San Jorge, desde donde hay vistas preciosas de toda la ciudad.

          Entre el castillo y el río se encuentra el barrio de Alfama, de callejuelas pequeñas y casas pintorescas por el que se puede callejear un poco, como ya hemos citado anteriormente.

Chiado y Barrio Alto


            El Chiado es tradicionalmente, una de las zonas más elegantes de la ciudad. Ha perdido parte de su papel como zona de élite, por excelencia, pero sigue teniendo un ambiente comercial y de cafés muy agradable. Precisamente, justo al llegar a la plaza de Luis de Camoes, está el café A Brasileira, uno de los más típicos de la ciudad, junto a una estatua del poeta Fernando Pessoa. En la zona se encuentran también las ruinas del Convento do Carmo, que actualmente es museo arqueológico.
        Más allá de la plaza de Luis de Camoes se extiende el Barrio Alto, una zona de calles estrechas, bares y restaurantes donde la gente se divierte sobre todo durante la noche. La tradición consiste en comprar la bebida en los bares y beberla tranquilamente conversando en la calle.

Belém

         Alejados ya del centro, podemos encontrar otras zonas que merecen la pena visitar. Sin duda, Belém es la más turística de ellas. Allí se encuentran, junto al río y en apenas pocos metros, tres de los monumentos más representativos de la ciudad: la Torre de Belem, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubridores o también conocido como “los Descubrimientos”. Para quien esté interesado en la cultura, también podrá encontrar allí el mayor centro cultural de la ciudad, el Centro Cultural de Belem.




         Uno de los secretos que guarda este barrio es su gastronomía, ya que en esta zona de la ciudad son típicos los “pasteles de Belem”, unos pequeños bollos de nata de fabricación propia y receta patentada que se venden en un local de varios cientos de metros cuadrados con el mismo nombre del producto.

Parque de las Naciones “Lisboa Moderna”

     Otro punto de interés en la ciudad, del que ya hemos hecho mención anteriormente es el Parque de las Naciones o, lo que es lo mismo, la zona que nació con la Expo 98. Se trata de una microciudad dentro de la ciudad, cuya arquitectura y urbanismo tiene muy poco que ver con el resto de Lisboa. Allí están situados el Pabellón Atlántico (para conciertos y espectáculos deportivos), la Feria Internacional de Lisboa, el Centro Comercial Vasco de Gama y el impresionante Acuario que no puede dejar de visitar ninguna persona que tenga especial interés en los animales o en el mar.


Costa de Lisboa

     Entre las costas más preciadas de Portugal, está la costa de Lisboa. Destacan lugares como: Estoril, Cascais, Sintra… No se puede dejar de visitar estos lugares, ya que poseen un encanto especial. Estoril y Cascais son los típicos pueblecitos marineros, y Sintra es considerada una de las mejores maravillas europeas, y es conocida por la belleza del “Palacio de la Pena”. Además esta localidad ha sido fuente de inspiración para muchos artistas románticos en el siglo XIX.

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